jueves, 19 de febrero de 2009

TIVOLI 3 años despues ...

El Tívoli tres años después

La celebración del Tivoli el 4 de marzo del 2006 nos hizo concebir esperanzas sobre un cambio. Parecía manifestarse una voluntad de los ciudadanos por salir de casa y volver a participar en política. Sin embargo, la tendencia parece no consolidarse ¿Que sucede en Cataluña que los ciudadanos no se adhieren en mayor número cada año a las manifestaciones de rechazo al nacionalismo gobernante? La realidad es que puede que estemos perdiendo la calle. Posiblemente estemos, también, a punto de perder votantes pero sería de lamentar que perdiéramos el discurso ciudadano. ¿Qué se puede hacer?

Para recuperar la calle es preciso que el movimiento ciudadano combine esfuerzos. Una posibilidad de hacerlo es a través de organizaciones cívicas operativas con estructuras y lideres propios con capacidad para crear una marca blanca que mejore nuestra capacidad de convocatoria. Algo parecido a una Plataforma de la Ciudadanía que motivara a los ciudadanos a salir de casa por mas de una causa y por todas las que nos afectan a la vez. La lengua, los tuneados de los políticos, las arbitrariedades administrativas, la demanda de una sanidad de calidad, los incumplimientos de promesas electorales y de la ley son algunos de los motivos que han hecho movilizarse recientemente. Como ciudadanos, que delegan sus decisiones de gobierno en los políticos, tenemos derecho a exigir que cumplan con las obligaciones que les impone el contrato social que emana de nuestra constitución. Y tal exigencia nos ha de unir con independencia de la etiqueta política del momento. Solo así lograremos que los ciudadanos se emancipen del poder político y les sea restituida la capacidad de gobierno que le es frecuentemente arrebatada una vez han depositado su voto.

Para alcanzar tal objetivo sería preciso que nos sintiéramos cómodos con un discurso común. Lamentablemente, este discurso todavía no tiene márgenes definidos. Lo que hoy conocemos como el discurso ciudadano trata de hacerse camino como el nuevo paradigma político postnacionalista. Pero no se ha hecho todavía un intento serio por explicar y debatir en profundidad las premisas y contradicciones a las que nos enfrentamos. Hemos de ser capaces de elaborar nuevos conceptos e ir más allá de simplificaciones. Una de ellas, bien conocida, consiste en decir que nuestro movimiento defiende los derechos ciudadanos. Ante afirmaciones de este tipo surgen inmediatamente contradicciones inevitables sobre lo que los ciudadanos interpretan que son sus derechos. Hace unas semanas, Arcadi Espada escribió en su blog una reseña sobre el libro de Richard Dawkins el Espejismo de Dios; en la misma afirmaba que las religiones debían ser eliminadas de la sociedad por ser un atentado contra la racionalidad. Los comentarios no se dejaron esperar: ¿… este periodista que dice defender los derechos ciudadanos es el mismo que pretende eliminar mi derecho al ejercicio religioso? argumentaban los aludidos. Parece pues que el debate sobre lo que significa hoy la demanda de ‘más política cercana al ciudadano y menos política nacionalista’ sigue abierto.

Este es uno de los motivos que justificarían la celebración de una Convención de la Ciudadanía Postnacionalista que pudiera avanzar en esta cuestión. Dos ideologías nuevas consolidaron su discurso en las últimas décadas. Una fue el Feminismo y mas recientemente el Ecologismo. De la misma manera creo que ha llegado el momento para un discurso de la ciudadanía que responda a los retos ideológicos de ciudades y estados transnacionales que reclaman la concreción de unos valores de libertad, igualdad y soliradidad alejados de trampas políticas. La preocupación por hacer brotar un marco de ideas que de respuesta a las complejidades políticas del siglo XXI no afecta solo a los españoles. La necesidad ha surgido ya en muchos lugares de Europa y del mundo.

Otro de los motivos principales por los que creemos necesaria la celebración de una Convención de la Ciudadanía posnacionalista es porque tendrá el valor añadido de unirnos en un proyecto común. Este objetivo nos permitirá mejorar la comunicación entre nosotros, ampliarla a otras asociaciones y finalmente puede lograr que podamos simultanear acciones de apoyo a nuestras respectivas causas políticas. Será también una ocasión única para acaparar la atención de los medios nacionales e internacionales al ser el primer encuentro del movimiento ciudadano no nacionalista en Europa.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Amigos de UPyD, permitidme que haga una afirmación radical, procedente de la sensación de hartazgo: creo que en el movimiento ciudadano arrastramos un handicap creado por algunos intelectuales que no han sido capaces de superar la castración mental procedente del franquismo, y sostenida por una izquierda anquilosada a la que la historia le ha robado el proletariado. España no nos vale, nos la refanfinfla, como dicen algunos, y como existen nacionalismos periféricos que pretenden sustituir el vacío de comunidad con patrias y naciones inventadas, lo único que se nos ocurre es decir que somos antinacionalistas o postnacionalistas.
Y así llevamos varios años, ocultando la cabeza debajo del ala y definiéndonos como apátridas, pues eso es lo que es ser antinacionalista.
Yo de esa mandanga ya me harté, y no seguiré aceptando esa castración de perdedores: ni el patriotismo es una trampa, ni el nacionalismo democrático algo a rechazar. En todas las democracias existe patriotismo e idea de Nación como representación de los intereses generales de los ciudadanos. Esto para mi es evidente, por lo que no seguiré aceptando las incoherencias ni perdiendo el tiempo en ellas. Creo que tenemos el deber de clarificar las ideas y objetivos políticos del movimiento ciudadano a fin de que los españoles seamos capaces de superar nuestros traumas históricos, porque o los superamos o desaparecemos.
Insisto: si seguimos funcionando únicamente con una idea elemental de ciudadanía seguiremos perdiendo frente al etnonacionalismo y yo, al menos, no estoy dispuesto a dejarme llevar en esa dirección.

Ahora bien, si quereis seguir por ese camino se me ocurre que quizá la mejor plataforma que podríais fundar sería la que llevara por título "PLATAFORMA POR LA CIUDADANÍA COSMICA", De ese modo quedaríais libres de problemas definitorios: no tendríais que definiros en negativo, como nonacionalistas, y haríais una propuesta proactiva ---en términos técnicos---. Le explicaríais a nuestros conciudadanos del cosmos más próximo ---entre el río que desemboca en el mar más próximo y las altas montañas norteñas más próximas, bordeando el territorio reseco que hay que cruzar cuando se va hacia el oeste--- que rechazais cualquier definición del movimiento ciudadano que pueda oler a comunidad. Les explicaríais que la abstracción de la ciudadanía cósmica puede atender a cualquiera de las reivindicaciones de cualquier humano en cualquier punto del Universo: así llegaríais a destilar la verdad universal, elaborando un programa para humanos situados entre el círculo polar del Norte y el del Sur, así como para seres cósmicos procedentes de fuera del aire oxigenado que rodea nuestra humanidad.
Esa sería la máxima creación postmoderna de la teoría política del territorio próximo, antes llamado catalán o español, el fruto del alambique postnacionalista, frente al del alambique nacionalista. Frente a Galeuska, la Ciudadanía Cósmica. Frente a las naciones inventadas y construidas por el nacionalismo étnico, el ciudadano abstracto, carente de atributos y sentimientos de afinidad, y arraigado en el Cosmos.
Así no se va a ningún lado más que al suicidio colectivo, guiados por delirios arbitristas.